nuestra ropa, nuestra comida; para llenar piscinas, regar campos de golf, lavar el coche
El agua también está presente en la provisión de energía, en el consumo industrial, 
en nuestros momentos de ocio, en los deportes. El agua es un bien tan antiguo y tan común 
a nuestra forma de vida que quizá por ello nos parece eterna y gratuita. Pero la gratuidad con que vemos y utilizamos este precioso recurso es lo que precisamente, lo está convirtiendo, poco a poco, en un recurso natural en vías de extinción. La masificación de los espacios urbanos y el crecimiento desmedido del consumo de recursos han contribuido a generar una presión extraordinaria sobre el nivel de consumo de la energía del agua
Esto ha generado una necesidad correspondiente de regulación de la gestión hidráulica, en los distintos sectores de la vida social. Todo ello en el interés de la resolución de los conflictos surgidos a partir de la complejidad de las necesidades humanas y los periódicos avances tecnológicos.
 Esta situación no es más que el preludio de una posible crisis de alcance incalculable, debida a la futura escasez del líquido elemento.